Hace algunos años, pocos eran los jóvenes que se atrevían a leer sus textos ante sus propios compañeros de
clase. La pena los invadía. Los únicos lectores de sus producciones éramos yo mismo (como su profesor) y las personas que
el propio autor decidía.
Poco a poco los alumnos fueron adquiriendo confianza, sobre todo cuando se dieron cuenta de que sus poemas,
cuentos y demás escritos tenían la suficiente calidad como para mostrarlos a los demás. Empezaron a ser más frecuentes las
lecturas frente a la clase.
El ciclo escolar pasado iniciamos las exposiciones de los textos, para el aprecio del resto de la comunidad
escolar. De esta manera, en el pórtico del plantel y sobre caballetes comenzamos a montar caligramas, poemas, ensayos, cuentos,
corridos...
Otro espacio que ha sido muy útil para que los jóvenes vean que sus creaciones son valiosas, es este sitio
de Tallereando. Aquellos a quienes les pido que me permitan subir a la red sus textos acceden de
buena gana, y no falta quien me ofrezca su trabajo por propia iniciativa.
En este ciclo escolar que estamos iniciando, veo con gusto cómo un buen número de los integrantes de cada
grupo alza la mano cuando pregunto quién quiere compartir su texto con sus compañeros.
Presento aquí fotografías de una de las exposiciones montadas en el pasado ciclo escolar, en el momento en
que fue visitada por el grupo de segundo B.